viernes, 15 de julio de 2011

Acabaron en el agua

superdeporte.es (Ismael Algarra)

El Levante volvió a alejarse de la rutina de La Manga. Juan Ignacio Martínez siguió con el proceso de motivación y se llevó a sus jugadores a la playa. Quiere evitar por todos los medios que el vestuario piense que las jornadas se suceden sin apenas alteraciones ni variaciones sustanciales. El buen rollo que se respiraba y el mensaje de satisfacción por el trabajo bien hecho que le trasladó JIM a Estanis Asensi, que impartió las instrucciones, demostraron que la jugada había salido de nuevo redonda. Si algún futbolista se salió del guión en la cena sorpresa del miércoles, rápidamente solventó el contratiempo en la arena de la costa cartagenera. Fue un entrenamiento distendido, pero exigente.

El calor pegaba con ganas y muchos jugadores se quedaron de inmediato con lo justo de ropa para ejercitarse con mayor comodidad. Después de unas series de carrera continua por los márgenes del agua, el equipo siguió el discurso de Estanis, que les planteó distintos ejercicios lúdicos, primero por parejas y a caballito, en los que se insistía, entre otros factores, en el equilibrio, la frecuencia de ritmo y la arrancada en velocidad. Cuádriceps y gemelos sufrieron de lo lindo. Nano, Pallardó y Juanfran, todavía entre algodones, empezaron con el grupo, pero de inmediato se pusieron en las manos de los fisioterapeutas. Era absurdo forzar en una sesión alejada del terreno de juego. Así lo comprendió Sergio González en los últimos compases de la mañana cuando sintió unas molestias generadas por el volumen de trabajo de pretemporada.
La mañana generó situaciones de mucha complicidad. Curioso fue el momento en el que cinco jugadores debían parar a Ballesteros en un ejercicio de fuerza y resistencia. Juan Ignacio, que aprovechó también para ponerse a punto físicamente, aunque con un trote más ralentizado, disfrutaba al comprobar que la unión del vestuario sigue intacta. Mientras que José Daniel Alfonso, su analista técnico, con cámara en mano, no dejaba escapar ni un detalle. Sin duda, las risas se escucharon con más fuerza en el juego del pañuelo. Keylor Navas no lo conocía y Marc Mateu le dio cuatro nociones básicas que le valieron para eliminar a más de un compañero. Quien más sobresalió fue el canterano Dani Galán, que incluso fue manteado cuando venció en el mano a mano con Farinós. El trabajo se cerró con unos partidillos de futvoley de tres contra tres. La magia brasileña de Wellington Silva y el talento asturiano de Rubén Suárez quedaron patentes. Para enmarcar, una chilena espectacular de Juanlu y otra de Bleda.

«Llevábamos cinco sesiones y había que romper con esa dinámica. A veces hay que hacer un cambio para liberar más la mente que la cuestión física», aseguró Javi Pereira, el segundo de Juan Ignacio Martínez. El planteamiento del preparador era compartido por Rubén. «Siempre hay momentos para la diversión. Para nosotros es muy bueno este tipo de ejercicios en la playa. Es un aliciente extra». No obstante, el mediapunta piensa que la sesión no fue secundaria y que la dureza que impone la playa del Parque Regional Calblanque provocaba la realización de un esfuerzo considerable. «Hemos hecho un trabajo bueno porque la arena carga mucho más», destacó.

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