martes, 19 de julio de 2011

Siempre llega con la sesión ya comenzada

canalathletic.com (R. Basic)

Marcelo Bielsa empieza a dejar pinceladas de sus costumbres fuera de los terrenos de juego. Todavía son escasas, pero permiten trazar los primeros contornos de un perfil curioso y un tanto desapegado de los clichés futbolísticos. El Athletic acostumbra a entrenarse en Oliva en dobles sesiones de trabajo y, tanto por la mañana como por la tarde, el nuevo entrenador rojiblanco repite el mismo ritual una y otra vez. El equipo se monta en el autobús para trasladarse al campo, donde combina el balón con la carrera continua y los ejercicios de resistencia, pero el asiento del rosarino permanece vacío. Espera que el autocar se marche y pasado un tiempo pisa la calle y cubre la distancia a pie. Algo más de un kilómetro. Quien más quien menos pensaba al principio que era una casualidad, un contratiempo de última hora, pero se ha visto que al argentino le gusta caminar.
Y no lo hace solo. A su lado, el fiel escudero Gabriel Aravena, un exárbitro chileno de sesenta años al que conoció porque, en sus ratos libres que le dejaba su trabajo en la Universidad de Chile, colaboraba en las instalaciones de la Federación de su país cuando Bielsa ejercía de seleccionador. Ahí se fraguó una amistad que hoy pasea por las calles de Oliva. Una vez con el equipo en la carretera, sin importarles las altas temperaturas, los dos abandonan el hotel de concentración y se dirigen al complejo deportivo. Llegan una vez empezado el entrenamiento -entre 15 y 30 minutos después- y entonces Bielsa toma las riendas de la sesión.

Lo hizo por primera vez el pasado viernes. Había una gran expectación por ver cómo se estrenaba al frente del equipo, pero en el campo seguía mandando Luis Bonini, el preparador físico. «No va a venir», se oyó decir a más de uno. Error. Quince minutos después, el rosarino apareció en compañía de Aravena y se metió de lleno en la dirección del Athletic. Conviene aclarar que su 'tardanza' es un lapso temporal perfectamente calculado. Los propios jugadores resaltan el alto nivel de coordinación del equipo de trabajo de Bielsa y revelan que todo está medido hasta el más mínimo detalle. Ellos empiezan -estiramientos, calentamiento- y él se incorpora poco después para arrancar a toda velocidad.
Exigente y educado
A Bielsa se le ve lo justo en el hotel. No se entretiene en los pasillos, aunque atiende con amabilidad a los aficionados que se le acercan. Los que conviven con él le definen como una persona exigente, sincera y educada. No tiene ningún inconveniente en firmar autógrafos hasta que se le duerma la mano - después de uno de los entrenamientos estampó decenas de firmas en camisetas, papeles, balones...- y tira del humor cuando alguien le aporta un consejo táctico. «¡'Míster', Toquero tiene que jugar!», le sugirió un hincha. «Ya se lo dije, pero me contestó que no estaba muy dispuesto», replicó en broma el preparador rosarino.
En los entrenamientos de campo suele haber muchos aficionados del Athletic. Gente que está de vacaciones en la zona y se acerca a ver en directo a los rojiblancos, además de algunos peñistas levantinos. Hace un par de días, alguien gritó el nombre de Caparrós en plena sesión de trabajo. Aravena se apartó del grupo y se acercó a la red protectora para llamar la atención al individuo. Puso el dedo índice de su mano derecha en la boca y le pidió que no lo volviera hacer. Acto seguido levantó su pulgar izquierdo en señal de agradecimiento. El fiel amigo de Bielsa.
Durante su etapa en la selección de Chile, según el relato de un periodista chileno, Aravena conoció a la familia de Bielsa y comió en su casa. Le acompañó a visitar enfermos -el rosarino lo hacía en secreto, lejos del calor de los focos- y dio interminables paseos con el ex de Newell's. Una vez le preguntó: «Don Marcelo, ¿cómo cataloga a mi persona?». El entonces técnico de Chile pensó su respuesta y minutos después le contestó: «Usted aquí es el número uno». Años después, vuelven a estar juntos. En el Athletic, donde Aravena «oficia de amigo». El cargo con mayor responsabilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario