jueves, 28 de julio de 2011

Al ritmo de Trejo y De las Cuevas

elcomercio.es

El Sporting empató ante la Ponferradina en un partido que estuvo entretenido, en el que los goles llegaron desde el punto de penalti, y en el que el fútbol se dejó notar a ráfagas de forma aislada, entre un equipo que evidenciaba cansancio a medida que pasaban los minutos y otro que encontraba dificultades en el buen sistema defensivo del contrario. Los rojiblancos cumplieron el trámite en El Toralín.
El encuentro -el segundo compromiso que los rojiblancos disputaban lejos de Mareo en esta pretemporada- tuvo un inicio con alternativas. La Ponferradina, recién descendida de Segunda División, se mostró como un equipo bastante ambicioso en el partido de su presentación en El Toralín, ante sus aficionados, con un dispositivo ofensivo en el que destacaba la presencia de Acorán y Borja Sánchez en las bandas, con un activo Carlos Ruiz en el centro del campo.
Mientras, en el equipo gijonés, con el clásico 4-2-3-1 en la pizarra, Manuel Preciado confiaba a Miguel de las Cuevas la responsabilidad de los movimientos atacantes del conjunto rojiblanco.
No obstante, el primer aviso del partido fue de la Ponferradina, con un disparo lejano de Carlos Ruiz que se estrelló con violencia en la cruceta izquierda de la portería defendida por Iván Cuéllar.
Sin embargo, pese a ese susto inicial, fueron los gijoneses los que consiguieron adelantarse en el marcador tras un penalti de Carlos Ruiz sobre Ayoze. La jugada fue inocente por parte del centrocampista local. De las Cuevas engañó con su posterior lanzamiento desde el punto fatídico al guardameta Quintana y hacía el primer gol del encuentro.
No obstante, el equipo berciano empató pronto y también por el camino de la pena máxima. Una circulación de balón de Mateo por el interior del área concluyó, tras la entrada de Alberto Lora, con una caída en el área. Luis García Iglesias no tuvo dudas y decretó la pena máxima.
Mayor fue el encargado de transformar el penalti. Lanzó ajustado a la base del poste izquierdo de la portería defendida por Cuéllar, en una acción que generó algunas dudas, ya que un agujero en la red permitió que el esférico saliera a la parte posterior de la portería gijonesa. Tras la correspondiente comprobación, el gol subió al marcador de El Toralín.
A medida que pasaban los minutos y se acercaba el final de la primera parte, el cansancio se dejaba notar en las filas locales. Los bercianos atacaban de forma aislada, con un buen juego combinativo, pero con escasa puntería. Además, Cuéllar se mostró seguro en todas sus intervenciones y no dio concesiones en las intentonas de la Ponferradina.
El juego gijonés seguía girando en torno a De las Cuevas. El alicantino, en una posición de enganche, se dejaba ver con más frecuencia que en la banda y creaba algunas complicaciones a la zaga berciana, aunque con falta de apoyos para la definición final.
Cambios en la alineación
En el intermedio, Preciado modificó totalmente la alineación para la segunda mitad, mientras que Claudio Barragán, técnico de la Ponferradina, realizó las variaciones pertinentes en el transcurso del segundo tiempo.
El conjunto gijonés actuó en el segundo tiempo con un 4-4-2, con Trejo escorado a la banda derecha y Carmelo en la izquierda, mientras que Bilic y Barral ocupaban el eje del ataque.
Con la defensa más adelantada, los pupilos de Preciado dominaban mejor al ataque berciano, en el que el brasileño Yuri era la referencia de remate. Los rojiblancos se mostraron más seguros, con un dominio aéreo total por el centro y sentido de la anticipación por las bandas. Destacó la presencia del uruguayo Damián Suárez, correoso y ágil a la hora de prestar su colaboración en el juego ofensivo.
El Sporting volvió a marcar, en un remate de Mate Bilic, tras una dejada de Barral. Pero el colegiado señaló posición antirreglamentaria del gaditano por indicación de su asistente, que se equivocó, ya que Barral estaba en posición legal.
El más destacado de los rojiblancos en este segundo tiempo fue el argentino Óscar Trejo, con movilidad y muy activo en los contraataques, aunque el equipo estaba más espeso a la hora de buscar la espalda a los defensas bercianos.
En el tramo final del partido, el conjunto leonés tuvo más aproximaciones con presión por las bandas, pero sin opciones de remate por la solidez de la defensa sportinguista, siempre con anticipación, además de mostrarse Juan Pablo muy seguro en las salidas de portería.
La prueba resultó satisfactoria en lo que a trabajo se refiere para sumar minutos y adquirir la puesta a punto necesaria para comenzar la temporada, aunque el cansancio se dejó notar, sobre todo en las acciones de ataque, en las que las ideas estaban algo nubladas y faltaba coordinación en los movimientos.

Los dos jugadores más vistosos fueron De las Cuevas y Trejo, que llevarán esta temporada la vitola de 'jugones' del equipo. De las incorporaciones, además del buen sabor de boca que dejó el argentino, el lateral Damián Suárez enseñó buenas cualidades como marcador, pero también con una ambición ofensiva para desdoblar a su interior y colaborar en las acciones de ataque.
Además del trabajo realizado por los jugadores, el partido sirvió a Preciado para ver en acción dos sistemas diferentes de juego, con estilos distintos también en las parejas de centrocampistas, en las que Sergio estuvo más participativo a la hora de crear juego. Son las conclusiones que se pueden sacar del segundo partido de pretemporada que destacó más por el trabajo que por la vistosidad del juego.

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